En nuestro afán de seguir abriendo la mente de nuestros lectores a la cultura coreana, en este artículo me apetecía presentar en sociedad a otro ser de calado sobrenatural muy presente en la Mitología de Corea desde tiempos inmemoriales y como no, relacionado de alguna manera también, con nuestro amado Taekwondo. Y este ser no es otro que El DOKKEBI (도깨비).
Para aquellos que no tengan ni idea de qué o quién es el Dokkebi (Tokkebi o Dokkaebi según pronunciaciones diversas), comenzaré mencionando que, muy probablemente lo han tenido delante de sus narices en más de una ocasión y no se habrán percatado de su relevancia más allá de la decorativa o artística, -como es el caso de su sutil y exquisita estampación en el extremo del bordado lateral de los Doboks Grand Master de Mooto– (sí lo sé, en Agentes de OhDoKwan estamos un poco obsesionados con Mooto, pero es lo que hay).
En esos bordados, aparece una cara monstruosa con grandes colmillos y ojos saltones, que para el que tenga algo de culturilla oriental de andar por casa, habrá notado que guardan un parecido razonable con los demonios u ogros Yokai tan característicos de la cultura Japonesa, los “Oni”, pero que como explicaré en las próximas líneas, no tienen nada que ver con ellos.
Para empezar, a diferencia de estos últimos seres demoníacos que representan a las fuerza malignas, el mal augurio o incluso desastres naturales, los Dokkebi no son entes malvados sino todo lo contrario.
A pesar de que en su apariencia más común, que lo define como seres peludos con cuernos, ojos saltones, boca grande, largos dientes y potentes garras, en las historias del folclore coreano, se suelen mostrar como una suerte de duendes protectores de los hombres contra espíritus malignos y de formidables habilidades.
Los Dokkebi, poseen un carácter encantador (no que sean “monos” sino que realizan encantamientos) y en ocasiones algo bromista (se divierte escondiéndole cosas a los humanos), que podría tener cierta similitud a los elfos o duendes de la mitología Nórdica o incluso con el conocido “genio de la lámpara de Aladino”, capaces de conceder los deseos más extraordinarios a los humanos desde riquezas a hacerlos nadar en la abundancia. De hecho, en tiempos antiguos (durante la Edad Media de Corea), eran venerados como entes Sagrados con poderes sobrenaturales, llegando a tener estatus de Divinidad.
Sería a partir de la caída de la Dinastía de Shilla, sobre el 918, cuando con la mezcolanza e influencia de las ideologías taoístas chinas se empezaría a ver a los Dokkebi como fantasmas con toques monstruosos rebajando su estatus de “deidad” al de meros espíritus, en la línea de las leyendas y cuentos chinos de la época exportados del País vecino.
En sintonía con lo narrado hasta ahora, sean vistos como duendes, espíritus o deidades, dentro del rico Chamanismo1 coreano o Muísmo, existe la creencia que estos seres que cabalgan entre lo humano y lo no humano y que pueden adquirir múltiples formas, comúnmente se crean en las casas, a partir de viejos objetos o herramientas domésticas desechadas (como escobas o muebles), manchados con sangre humana y que posteriormente cobran una nueva vida en forma de Dokkebis. Aunque también pueden aparecer en la Naturaleza como representación de ríos, árboles o piedras e incluso adoptar formas humanas translúcidas o poco definidas, de aspecto “misterioso”.
Lo anterior no es más que un pequeño atisbo de toda la amalgama de fábulas alrededor del Dokkebi, que pasan desde las que lo pone como un ser fabuloso, temible e inspirador a un torpe y bufón bobalicón fácil de engañar, pues por poner un ejemplo, entre otras lindezas, en algunos cuentos tiene fama de ser un mujeriego y de encantarle disfrutar de la buena comida y de la buena bebida. De hecho, hay tal variedad de Dokkebis que nos daría para otro artículo.
Sea como fuere, todas estas leyendas son fruto de las diferentes versiones de este ser mitológico como consecuencia de la riquísima transmisión oral dentro del imaginario popular coreano en función del período histórico o de la región donde se hayan transmitido dichas historias dentro de la Península de Corea. No en vano, en Corea, se dice que “no hay coreano que haya crecido sin oír hablar del Dokkebi”.
Como curiosidad, parece que el aspecto de monstruo de la figura del Dokkebi tomó mayor relevancia, casualmente durante las distintas épocas de invasiones japonesas de la Península de Corea.
¿Qué función debía de tener tomar esa forma en ese preciso momento?
Alguno podría pensar que representaría algún tipo de manifestación popular inconsciente de la animadversión coreana hacia los odiados invasores japoneses por las atrocidades cometidas durante sus incursiones o, simplemente, se limitaron a copiar el aspecto de uno de sus demonios más poderosos, el Oni que ya habíamos citado antes, para crear al “héroe” que le plantara cara en igualdad de condiciones, en la eterna lucha subyacente entre el Bien y el Mal, que tanto fascina a todas las Culturas.
¿Y qué tendrá que ver todo esto con el Taekwondo?
Bueno, pues aparentemente nada, pero un servidor ha pretendido querer creer que sí, dado que, -al igual que el Taoísmo, el Budismo o el Confucianismo-, el Chamanismo también tiene un gran calado no solo en muchos aspectos de la Sociedad Coreana, sino también sobre sus Artes Marciales Tradicionales y, precisamente, los Dokkebi, dentro de todas las cualidades que se les confieren, poseen un alto dominio del uso de armas siendo extremadamente hábiles en la lucha libre coreana o Ssireum2 (Ssirum). Y, según su citado folclore, estos seres suelen aparecerse a los humanos, generalmente tras la oscuridad de los caminos, para provocarles y entablar peleas con ellos por el derecho a pasar, por puro capricho, pero sin intención de lastimarlos.
Además, si bien como se ha insinuado ya, pueden ser algo juguetones e incluso mostrar comportamientos burlescos y caprichosos, los Dokkebi saben diferenciar perfectamente lo que está bien de lo que está mal y respetan mucho el cumplimiento de los códigos morales y de valores marciales como la rectitud y la honorabilidad. Pues, así como otorgan bendiciones y premios a aquellos que muestran un correcto comportamiento para con ellos y los de su entorno, también castigan de forma severa los actos considerados impuros.
Y este último dato es de especial importancia pues la sociedad coreana está fuertemente influenciada por el Confucianismo en lo que respecta al valor que se le da al comportamiento en sociedad, reconociendo así en el Dokkebi como exponente de ese sentir tan arraigado en el pueblo coreano de procurar priorizar el bien común por encima del bien individual.
Pero quizás la verdadera razón por la que para la sociedad coreana, el Dokkebi sea un ser tan querido por todos, sea probablemente debido al hecho de que las personas compartimos muchos de los rasgos de este duende y actuamos de la misma manera. Pues, si miramos con lupa muchos de los atributos que se le otorgan: juguetón, travieso, apostador, inteligente, tonto en ocasiones, libertino, codicioso, justo cuando debe serlo, ingenuo, curioso, glotón, bebedor, protector, temible, inofensivo, luchador, etc; ¡son exactamente los mismos que los de los humanos! Y esa familiaridad de verse reflejados en él, con sus mismas virtudes y sus mismos defectos, hace que se le vea más cercano a los humanos que a los monstruos y que se le tenga tanto cariño.
En palabras textuales del Dr. Kim Yeol-gyu (exprofesor de la Universidad de Sogang y estudioso del folclore coreano): «todos somos el duende«.
Para acabar, solo comentar que en la actualidad, el Dokkebi puede decirse que representa los deseos de las personas que quieren ver realizados sus sueños. Y no hay nada más bucólico en las Artes Marciales que esa eterna persecución del perfeccionamiento y el conocimiento para ser cada día mejores. Y eso no deja de ser un enorme sueño. ¿No creéis?
Un saludo Marcial.
1Religión primitiva vinculada a la adivinación y al curanderismo que promulga, entre otras cosas, que todos los objetos de la naturaleza tienen espíritu y donde se realizan rituales de sanación o para resolver problemas prácticos de los humanos, relacionados con la vida cotidiana, mediante el contacto con seres sobrenaturales y/o Dioses.
2El Ssireum es un juego folclórico tradicional coreano muy típico en las zonas rurales que se celebraba los días de mercado, alrededor del cual se reunía mucha gente y donde dos personas debían usar sus habilidades para derribar al oponente. Actualmente posee como notorio, que está también reconocida como parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
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