Hacer “Nuestra Manera” – “Sé tu propio Maestro”

En la vida Marcial siempre, absolutamente siempre, se nos ha dicho que es totalmente necesario tener un Maestro como guía fundamental e incuestionable en un camino que, una vez iniciado, requerirá de múltiples y difíciles decisiones que en muchos casos no podremos tomar por nosotros mismos. Pero así como es necesario tener un mentor, cual pájaro que aprende a volar, llegará un día en que, por el motivo que sea, ese pájaro tendrá que salir volando del nido. Si el pájaro tiene suficiente tiempo para vivir bajo el cobijo de su madre, podrá parecer que debiera tener mayores posibilidades de salir airoso ante las adversidades futuras pues, la experiencia depositada en él durante su aprendizaje debería ser un grado y si ha sido un buen alumno, podrá desarrollar todo su potencial en la plenitud de sus días.

Sin embargo, si el pájaro debe abandonar el nido de forma prematura, en la mayoría de veces el pájaro acaba siendo pasto de su inexperiencia y morirá de hambre si no le ha dado tiempo antes a volar y cazar con la seguridad necesaria. Pero existen excepciones.

En la vida no ha de ser todo siempre o blanco o negro. Existen diferentes tonalidades. Y en el caso de un alumno que en mitad de su camino de aprendizaje (Do) debiera desligarse de su Maestro de forma temprana por el motivo que fuera, de forma voluntaria o forzada por las circunstancias, si las raíces depositadas en él son fuertes y la pasión por el Arte Marcial quema con fuerza, el alumno no tendrá más remedio que convertirse en su propio Maestro. Aprendiendo y explorando en soledad, de forma autodidacta en múltiples ocasiones y si no queda más remedio, pudiendo desarrollar sus capacidades de igual o mejor manera que la del pájaro que haya podido tener la “suerte” de haber estado bajo el ala materna mayor tiempo. Y ese camino de aprendizaje y exploración personal, con sus más y sus menos, sus aciertos y sus flaquezas, jamás ha de subestimarse ni infravalorarse, pues no es mejor “Maestro” y/o “alumno”, aquel que pueda demostrar mayor tiempo en la práctica bajo la tutela de su mentor, sino aquel que haya sido capaz de superarse a sí mismo a pesar de las adversidades del camino. Lo podrá hacer mejor o peor, pero el afán de superación y mejora constante trasciende a las palabrerías de los envidiosos o de los soberbios que necesitan esconderse detrás de su “verdad universal”, para ningunear a aquellos que les han superado en espíritu.

De hecho, como dato interesante, no deja de ser curioso que precisamente en la Historia de nuestro TaeKwonDo, la gran mayoría, -sino la totalidad-, de los Grandes Maestros Fundadores de las Kwan de donde surgió el Arte Marcial, en un momento dado de su camino de aprendizaje de Karate, tuvieron que “volar” del nido e iniciar su propio Camino de exploración personal y de adaptación a las circunstancias de su época, para poder acabar concibiendo las semillas de lo que llegaría a ser el Arte Marcial completo que todos amamos, conocemos e identificamos como Taekwondo.

Y dicho todo esto y aprovechando la coyuntura de que los últimos meses estamos todos algo alterados con la reemisión de la Serie «Cobra Kai», me dió por volver a visualizar y reencontrarme con las películas de «Karate Kid», las cuales, independientemente de su calidad cinematográfica, poseen un sinfín de connotaciones y mensajes filosóficos profundamente útiles (no en vano los productores y directores de la saga tuvieron entre sus filas al Gran Maestro Fumio Demura, el “verdadero Miyagi”, como asesor además de doble de Pat Morita), que podrían servir perfectamente tanto para las Artes Marciales en general, como para la vida misma.

Y precisamente con la idea en la mente de todo lo que estoy elucubrando, uno de esos mensajes “ocultos” hacía referencia implícita a esta divagación personal de hoy que he querido compartir con todos vosotros, pues en cierta manera define parte de mi propio Camino personal en el Taekwondo pues en un momento dado de mi evolución marcial, tuve que separarme de mis Maestros para seguir mi camino en solitario al volver a mi tierra natal.

El citado mensaje viene en forma deconversación entre Daniel Laruso y Mr. Miyagi en la película de «Karate Kid 3» mientras manipulan un árbol enano (Bonsai), que aquí os dejo para disfrute de todos:

– Daniel. ¿Usted ve a un bonsai ahí?

** Miyagi. ¡Jai!

– Daniel. ¿Dónde?

** Miyagi. Dentro. Igual dentro ti. Mismo donde sale tu Karate.

– Daniel. Mi Karate sale de usted.

** Miyagi. Sólo raíz de Karate sale Miyagi. Igual que Bonsai elige su forma crecer, porque la raíz fuerte, tú eliges forma hacer karate mismo modo.

– Daniel. Sí pero lo hago “a su manera”.

** Miyagi. Un día, tú haces “tu manera”.

No sé vosotros, pero yo la moraleja que he sido capaz de extraer es bien clara: Llegará un día en que todos, absolutamente todos nosotros, más tarde o más temprano tendremos que “hacer nuestra manera”, es decir, seguir nuestro propio camino de hacer tanto en la vida como en el Taekwondo, que nos llene de plenitud y nos apacigüe el espíritu. 

Y no será ni la mejor ni la peor manera. Simplemente será “nuestra manera”. Pero lo más importante de todo es que para ello, las raíces deberán ser fuertes.

Sin raíces fuertes. No hay Karate. No hay Taekwondo. No hay vida. No hay vuelo del nido.

Un saludo Marcial y Feliz Vida.

© 2020 José Antonio Iniesta Navarro, todos los derechos reservados

En exclusiva para agentesdeohdokwan.com

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Un comentario en «Hacer “Nuestra Manera” – “Sé tu propio Maestro”»

  • Oscar Pavón Giménez dice:

    Me ha encantado el artículo. Estoy muy de acuerdo prácticamente en la totalidad. Más aun conociendo al autor y por mi.propia experiència. Enhorabuena compañeros

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