La Mejor Mentira Jamás Contada del Taekwondo: El «Taekwondo Milenario»

O de cómo una Mentira Contada Miles de Veces se Convirtió en una «Verdad» Aceptada por Todos

Como todas las bonitas fábulas, la Historia del Taekwondo podría también haber comenzado con la conocida coletilla de:

“Érase una vez, en una lejana tierra llamada Corea…” o “hace mucho, mucho tiempo, en una tierra muuuuy lejana”

¿Que por qué digo esto? Pues porque siento tener que romperle la ilusión cuál niño pequeño cuando se entera que Papá Noel, los Reyes Magos, el Ratoncito Pérez o el Conejo de Pascua, no existen, a todos aquellos que aún creen a pies juntillas que el Taekwondo es un Arte Marcial “Milenario”.

Bueno vale, que sí, que uno también fue amante de los grandes cuentos populares y no en vano, en su día, y al igual que muchas otras personas (incluidos Grandes Maestros) de nuestro mundillo, también pensaba que el Taekwondo era un “Arte Marcial Ancestral” casi de la época de los Dinosaurios forjado en las cuevas de Altamira, pues así nos lo habían contado nuestros Maestros o nos los habían «vendido» desde las instituciones en las que confiábamos o en prácticamente toda la bibliografía diversa de la época.

Y tontos de nosotros, nos lo creímos de forma ciega y sin discusión alguna, de la misma manera que en la Edad Media la gente pensaba que la Tierra era plana y no podía imaginarlo de otra manera, entre otras cosas, porque a los «iluminados» que pudieran presuponer que fuera redonda, los colgaban, los quemaban o eran ridiculizados y vilipendiados por la masa dominante. Aunque décadas o incluso cientos de años más tarde se demostrara que esos parias iluminados estaban en lo cierto.

Y por suerte también, en el caso del Taekwondo, muchos ya sabemos y hemos prodigado por activa y por pasiva, que su verdadera historia se posiciona en la década de los años 40 cuando algunos Maestros de las escuelas primigenias, aprendieron Karate de los «invasores» Japoneses y una vez abrieron sus escuelas en su Corea natal, lo adaptaron dándole su propio sello de identidad.

La moraleja de todo esto es clara, que la gran mayoría del mundo comparta una opinión no la hace merecedora de la verdad.

Sin embargo, como excusa cabe decir en favor de todos los que caímos, generación tras generación, en el envenenado cuento que, si tras esa idea bucólica y sesgada de la realidad de un origen Milenario bajo la Dinastía Silla, estuvo como gestante nada más y nada menos que el General Choi Hong Hi, pieza clave que permitió dar el impulso que necesitaba el Arte Marcial para crecer y reproducirse como los panes y los peces, a ver quién era el guapo que hubiera pretendido llevarle la contraria al respetado General o a cualquiera de los otros venerados Padres Fundadores de las Kwan que adoptaron también ese credo y que décadas más tarde, a su vez, también adoptó la propia Kukkiwon y la WTF junto con sus filiales Nacionales, como ingrediente que veían necesario en su mensaje institucional para seguir forjando el éxito mundial del Taekwondo.

Vamos, que podríamos decir que en un principio, fue una “mentira piadosa” para lograr tocar la fibra sensible del corazoncito de las masas coreanas y darle un aire más místico y honorable con la idea inicial de que así, -tras haber pasado la Península de Corea por una situación muy convulsa tras una ocupación Japonesa y una Guerra Civil-, se lograra levantar la moral de la población ofreciéndoles algo en lo que pudieran apoyarse tras décadas de ego nacional pisoteado, como ya hemos contado por estos barrios en alguna otra ocasión. Por lo que el lograr que los coreanos tuvieran algo con aire ancestral y de lo que se sintieran orgullosos era fundamental y prioritario.

Y en esa “película” que se «montaron», que tenía más de estrategia política que de realidad marcial, incluyeron para darle más bombo y platillo otros ingredientes, como que las demoledoras patadas del Taekwondo venían del nada más y nada menos que del Taekyon o que un sistema de lucha practicado por los guerreros Hwarrang de la citada dinastía Silla, hace 2000 años sentó las bases del Taekwondo y sus técnicas más mortíferas de defensa.

En fin, nada más lejos de la realidad.

Pero yo ahora me pregunto lo siguiente. Una vez conseguido el objetivo, que no era otro más que, que el Taekwondo se convirtiera en un deporte/arte Universal practicado a lo largo y ancho del Globo y en todo un legado cultural Inmaterial de la Humanidad… ¿Realmente es necesario seguir manteniendo y alargando esa “tara” dentro del discurso reglado de muchas instituciones pequeñas y grandes, hasta el punto que se incluya como correcto en los currículums oficiales de examen? Es como quien sigue defendiendo que la teoría de la Evolución de Darwin no existe a sabiendas que es cierta, y obligara a sus pupilos a creer que Dios creó todo lo que nos rodea en 7 días o que el ser humano salió de Adan y Eva.

Resulta absurdo.

En definitiva, no voy a disentir mucho más por mero capricho ni cabezonería, sino invitar a todo aquel que sea escéptico cual ciego que no quiere ver, que se instruya y sobre todo, que LEAN, COMPAREN y CONTRASTEN, pues siempre hay vida más allá de la superficie de los esos bonitos cuentos de hadas y les invito a salir de la cueva con la curiosidad de un niño, para aventurarse a conocer que toda esa historia que nos habían contado no era más que una fábula perfectamente orquestada.

Y para ello, les recomiendo que empiecen por dos excelentes libros de los que ya hemos hablado largo y tendido en Agentes de Kukkiwon/Oh Do Kwan, que no son otros que «A Killing Art. The Untold History of Tae Kwon Do», de Alex Gillis. En el cual, -basado en registros Históricos serios-, así como en un exhaustivo trabajo periodístico profesional, repasa y desmenuza la Historia del Taekwondo desde sus orígenes. Y como no, el excelente libro de nuestro amigo y colaborador, el Sabomnim Yuri LópezGallo, “Origen, bases y fundamentos”, donde también desgrana de forma rigurosa, sencilla y exquisita, aspectos fundamentales de la maravillosa Historia de nuestro Arte Marcial.

Sin más para ofrecerles, un saludo marcial a todos de un humilde servidor.


© 2021 José Antonio Iniesta Navarro en exclusiva para agentesdeohdokwan.com

Todas las imágenes son propiedad de sus respectivos propietarios y su uso en este artículo responde a motivos puramente ilustrativos.

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