Corren tiempos extraños, aquellos que nos iniciamos en tiempos del palo del amor lo sabemos, corren tiempos… diferentes.
En una era digital, en la que la globalización alcanza un nuevo nivel, las herramientas de difusión nos brindan la oportunidad de extender los conocimientos más allá de las paredes de nuestros dojangs.
Eso es bueno, ya que a mayor difusión, mayor concienciación, mayor cantidad de contenidos a nuestro alcance y por ende, mayor es nuestro crecimiento personal.
Y al fin y al cabo, de eso trata el DO, de crecimiento personal.
Pienso que los maestros debemos cargar una vez más con la responsabilidad de estar donde debemos estar, del lado del crecimiento personal de nuestros alumnos y en estos tiempos de pandemia, eso debe hacerse ONLINE. Es así, ha llegado el momento y viene para quedarse.
Pero todo tiene un pero en esta vida.
Llevo meses viendo desde esa ventana que ilumina mi cara cuando desbloqueo mi Smartphone todo lo que nos ofrece esa maravillosa red llamada internet, con sus clases ONLINE, sus seminarios ONLINE, sus campeonatos ONLINE, sus exámenes de grados ONLINE… todo ahora es ONLINE.
Yo mísmo, he hecho las clases ONLINE para mis alumnos, para seguir ofreciéndoles el servicio que ellos necesitan y además desean, porque es mi responsabilidad.
Y ahora, es cuando suelto ese “pero”, el que lleva días reconcomiéndome. ¿PERO qué validez le podemos dar al ONLINE?
Hace apenas un año, éramos contundentes con quienes lanzaban sus inquietudes ONLINE, éramos realmente duros y hasta crueles con aquellos que preguntaban inocentemente en las redes sociales: “¿algún tutorial para aprender Taekwondo?”
La respuesta solía ser repetitiva.
“Busca un dojang y hazte con un buen maestro.»
O bien:
“¿Alguien que me enseñe artes marciales ONLINE?”
La respuesta era:
“Amigo, vaya a un centro profesional con un maestro profesional y sude, sufra y sienta las artes marciales. El DO no está frente a una pantalla.”
Corren tiempos extraños, corren tiempos… diferentes. Y lo peor no es únicamente eso, lo peor es que además hay quien se aprovecha de la situación, y ahora, maestros, profesores, entrenadores, gurús y chamanes, se venden abiertamente haciendo cualquier cosa por obtener rédito mediático y atesorar likes como si fueran garantía de calidad, en una carrera por obtener más reconocimiento en redes sociales, porque SÍ, el Taekwondo ONLINE ha venido para quedarse y con él, el Taekwondo de consumo.
© 2020 Francisco José Aleixos Martínez, todos los derechos reservados sobre el texto.
MIGUEL FDEZ G dice:
Agentes, muchas gracias por este artículo, hacía tiempo que tenía ganas de leer una reflexión sobre este asunto. La lectura de este texto, me plantea preguntas, que me gustaría compartir con vosotros.
¿Por qué es malo aprender online? ¿O a distancia? ¿Es incluso peor que aprender convencionalmete? ¿Habeis empatizado, en el perfil del alumno online? ¿Y si es un padre o madre de familia, que no puede asistir dentro del horario regular porque tiene que cuidar a sus hijos, u otros familiares? ¿Y si su horario laboral, es incompatible, con el horario de los dojanes? ¿Y si es un alumno que en donde vive, no tiene las clases que busca en su «DO»? ¿Es justo perder las enseñanzas de un maestro que nos agrade sólo porque no estamos sintiendo su aliento? ¿Y si estos prejuicios, impiden a un aprendiz deseoso de aprender, poder aprender, sólo porque tiene que hacerlo detrás de una pantalla?
Si los maestros fundadores los Kwanes originales, han aprendido incluso de libros… ¿por qué no es válido aprender de un tutorial? Me atrevo a decir que he visto tutoriales bastante mejores que clases presenciales.
Francisco Aleixos dice:
Saludos querido lector.
En primer lugar quiero agradecerte la lectura y reflexión, las inquietudes humanas mueven el mundo.
Respecto a tu reflexión, coincido contigo, el online es necesario (así lo escribo en el artículo) y es una herramienta perfecta como complemento, pero no debe utilizarse a la ligera (des de el lado del alumno) y no debe utilizarse malintencionadamente (des de el lado del maestro).
Yo por ejemplo, soy cinturón negro, varios años de experiencia como maestro y muchos más como practicante, técnico deportivo de nivel 2 y entrenador nacional por la federación oficial de mi país. Yo puedo ejercer la profesión y además con presunta profesionalidad, por que así me he formado para ello, pero (ahí están mis «peros»).
¿Qué pasa cuando el alumno se encuentra con una persona con miles de seguidores, cientos de miles de likes, que «enseña», cobra por ello, pero no tiene titulación y además lo que enseña está mal?
Ese alumno se encuentra dentro de 5 años con un cinturón negro en su cintura, queriendo entrar por primera vez en mi dojang y pasando por encima de todos mis alumnos «inferiores» en rango. ¿Qué hago yo? ¿Qué validez le doy?¿Cual va a ser su reacción al enterarse de que ha perdido 5 años de su vida?
Hablo del Taekwondo de consumo como la nueva manera de intrusión laboral en nuestro sector, propiciado por las redes sociales, algo de lo que debemos percatarnos, y luchar contra ello.
por otro lado
Evidentemente, se pueden crear nuevos alumnos a través del online, pero no olvidemos jamás, que los artistas marciales somos artesanos, trabajamos con los pies y las manos, damos y recibimos golpes, sentimos y expresamos el arte, no nos podemos limitar al online, en primer lugar por que no hay una pedagogía establecida para las clases online y en segundo lugar por que el día que internet explote durante tres meses (yo tampoco creía posible que me cerraran el dojang 5 meses), no serviremos de nada.
En el equilibrio reside la esencia, Taekwondo en redes? SI. Taekwondo de consumo? NO GRACIAS
espero haberte ayudado, para mí ha sido un placer contestarte
Miguel Fdez dice:
Estimado Francisco, muchísimas gracias por tu respuesta, y por todo lo que me has hecho reflexionar. A continuación te doy algunas contraposiciones que hago a tus puntos de vista:
1. El taekwondo online es una herramienta perfecta como complemento.
¿Por qué sólo como complemento? Yo creo que la parte fundamental del proceso de aprendizaje, son los contenidos enseñados por el profesor (online o presencialmente) junto con la puesta en práctica que hace el alumno.
El profesor para tal fin puede usar herramientas a distancia (por ejemplo online) o presenciales, y a mi juicio no son de peor calidad en el proceso de aprendizaje las primeras sobre las segundas.
2. El caso del profesor online sin titulación, que enseña mal, es un caso de intrusismo, pero también creo que se nota (como alumno) cuando tienes un profesor que no domina la materia, y hoy en día cada vez más, debido justamente al acceso a la información tan grande que hay.
Si aún por encima ese alumno quiere pasar por encima de otros al llegar a un dojand nuevo (tenga nivel o no), es que todavía tiene que aprender el concepto de humildad. Si un TKD es bueno, ya se ve sin mirarl al cinturón del alumno, pero si es inferior al cinturón que lleva, realmente quedas fatal, no por tu TKD, sinó por la falta de humildad de la que antes hable.
3. Somos artistas y artesanos, y claro que damos y recibimos golpes, pero no creo que se trate de limitarse al online o al dojand físico, sinó que cuando no tienes compañero físico, tienes que aplicar tu creatividad para paliar esas faltas, y creo que esa creatividad es muy enriquecedora en el «DO» personal, xq te da un proceso empírico de ensayo-error que hace tu aprendizaje sea de a priori alta calidad.
4. «no serviremos de nada». Servís y mucho Francisco. Vosotros sois de quien nosotros aprendemos, y mientras nosotros practicamos y vosotros dais opiniones o charlais sobre las AAMM estais enriqueciendonos. Vosotros sois los que nos donais vuestro conocimiento (vuelvo a reiterar: online o presencial), los que corregís vuestros fallos, los que nos animais a que sigamos a pesar de las dificultades, realmente un buen maestro es imprescindible y créeme que nosotros apreciamos a los profesores sabios. Vosotros nos dais las pautas para que nosotros sigamos nuestro camino, nuestro «DO», a mi me enseñaron que «Un buen profesor, puede cambiarte la vida», y que «solo aprenderás del profesor al que aprecies, cuanto más se gane el aprecio el profesor, más querrán sus alumnos aprender de él».