A lo largo de lo que considero mi camino Marcial, -por circunstancias de la vida que ahora no vienen al caso-, he tenido más de un Maestro de Taekwondo (3 coreanos y 3 españoles) a los cuales les profeso mi máximo respeto y admiración y de los que intenté siempre absorber lo mejor de cada uno y tuve la gran suerte, además, de que fueran excelentes profesionales de gran calidad humana a la par que técnica, cada uno con un estilo propio muy marcado, así como una visión particular de lo que es (o mejor dicho, era) el Taekwondo, por allá los años 90, cuando yo empecé a practicar lo que, sin saberlo, acabaría siendo para mí una pasión y un modo de ver la misma vida, imposible de quitarme de la cabeza en mi día a día desde que me levanto hasta que me acuesto.
Todo esto lo comento porque con todos ellos, aprendí muchas cosas y viví muchas experiencias que guardo en mi memoria como un tesoro, pero a pesar de sus diferencias, los 6 coincidían en que en la práctica del Taekwondo, fuera desde su vertiente Marcial o desde su vertiente Deportiva y dentro de las limitaciones fisiológicas de cada practicante, la asimilación de la Técnica Fundamental, bajo repeticiones y correcciones constantes atendiendo siempre a los detalles y dentro de unos mínimos de calidad aceptables, era absolutamente necesaria para ser mejor Taekwondista y por nada del mundo se debía tener prisa para pretender aprender y/o conocer la siguiente técnica o el siguiente Poomsae para evitar, precisamente, viciar al cuerpo a malas posturas y/o ejecuciones, que posteriormente serían muy difíciles de corregir/revertir. Es por ello, que a los alumnos, fueran Kup o Dan, no se les permitía practicar técnicas superiores a su grado, a no ser que ya hubieran adquirido con garantías la destreza mínima necesaria para saltar al siguiente nivel de práctica, por lo que la consecución de los grados de cinturón no iba tanto en función de los tiempos reglados marcados, que se suponía debían de pasar entre un nivel y otro (meses o años) sino en función de su correcta capacitación técnica donde se verificara una depuración de las mismas.
Para que se entienda en términos matemáticos, sería más o menos lo mismo como si un alumno de primaria que está aprendiendo a trabajar con operaciones básicas de suma, resta, multiplicación y división, se quisiera saltar varios cursos y ponerse a aprender a hacer derivadas e integrales de bachillerato o ecuaciones diferenciales de Universidad cuando aún no acaba de entender del todo las reglas de signos o de prioridad en las operaciones básicas… que sí, que a lo mejor alguno, a base de practicarlas, acabaría mimetizando el mecanismo de resolución, pero de ahí a comprender el sentido último de dichas “operaciones complejas” hay un abismo…
En fín, que me voy por las ramas… en definitiva y volviendo al asunto, en mi camino personal, bajo sus tutelas, siempre intenté respetar esas directrices marcadas por mis maestros y jamás se me ocurrió empezar a usar/practicar, por ejemplo, técnicas de patadas que no me correspondieran para mi grado ni mucho menos intentar usarlas en un combate, o practicar poomsaes superiores a los que mis maestros me indicaran que me tocara para mi Kup o Dan sin haber asimilado correctamente las técnicas anteriores correspondientes. Y así estuve durante muchos años.
De hecho, años más tarde, descubrí que precisamente, esa forma de ver y entender el Taekwondo, es la misma filosofía Tradicional que marca la propia Kukkiwon y las diferentes Kwan y por extensión, que se aplica en la gran mayoría de Artes Marciales que basan sus principios fundamentales en la búsqueda constante del perfeccionamiento prestando atención a que unas buenas raíces, a la larga, hacen al árbol más fuerte y robusto si cabe.
Sin embargo, hará unos años atrás, tras salir de mi “burbuja de marcialidad personal” regida por esos principios de consideración para con las enseñanzas de mis maestros y empezar a adentrarme muy tímidamente en el mundo de la competición de Taekwondo Deportivo, en la modalidad de Poomsae, que se supone que debería encerrar la parte más “Marcial y/o tradicional” del Taekwondo, me impactó sobremanera el hecho diferencial de ver que en las normativas de las competiciones bajo reglas de la WT, a cualquiera, a partir de cinturón negro 1r Dan, se le pudiera pedir cualquier poomsae superior por encima de su supuesto nivel, cosa ésta que iba en contraposición total con la concepción del Taekwondo que yo había heredado y desarrollado y claro, habiéndome siempre aprendido exclusivamente los poomsaes y técnicas que me tocaban para mi Dan (actualmente soy 3r Dan Kukkiwon y 4º Dan Oh Do Kwan), me frustró mucho el hecho que, en caso de querer presentarme a alguna de esas competiciones en igualdad de condiciones, no tendría nada que hacer porque ya entraría desde un principio con desventaja, cuando si se atendiera al principio de lo que debería ser “lo correcto”, jamás se debería permitir (al menos en una competición) que un 2º Dan, por ejemplo, realizara poomsaes hasta de 8º Dan (1).
Ante esta supuesta sinrazón ilógica, que por otro lado, entiendo perfectamente como fruto del cisma cada vez más grande entre el Taekwondo Deportivo (u Olímpico/WT) que únicamente mira por la competición a cualquier precio (ya se ha demostrado con el Kirougui abiertamente con resultados, para mí, horribles) y el TaeKwonDo Tradicional (o Marcial) en el que lo importante es la lucha con uno mismo o superación personal y no tanto las medallas o los éxitos, me hace replantear cuestiones como, hacia dónde se está encaminando el Taekwondo actual (¿demasiado comercial?) y si por la ceguera de querer generar una mayor proyección del Taekwondo a nivel Mundial como deporte, vale todo.
Porque al final, la imagen que se traslada y que ya se está trasladando en las últimas décadas, por desgracia, es precisamente la contraria de la que se pretende obtener, al crecer alarmantemente la mediocridad de los practicantes a nivel global (tanto en Kirougui como en Poomsae), por la pérdida de la perspectiva de esa visión marcial del autoconocimiento y del perfeccionamiento constante (“vísteme despacio que tengo prisa”, decía Groucho Marx), que jamás debiera, desde mi punto de vista, haberse desvirtuado y dejado de lado, hasta el punto que llegamos a ver demasiadas veces ya, cinturones negros incluso con varios Danes, con niveles de técnica base de lo que en los años 80-90 sería un antiguo cinturón azul.
Y como las comparaciones son odiosas, lo único que se me ocurre es que quizás, el problema resida precisamente en que en los últimos tiempos allá donde vayamos, ya difícilmente vemos verdaderas Escuelas de TaeKwonDo, donde lo tradicional y lo moderno vayan cogidos de la mano y se traten todos los aspectos del Arte Marcial de una forma lo más completa posible, sin que una parte anule a la otra y donde al entrar en la sala veamos verdaderos Maestros y alumnos recibiendo clases y no solamente entrenos aeróbicos y/o encaminados a un fin concreto, la consecución de medallas. Pues lo que prolifera ahora, son clubes deportivos donde hay Entrenadores o “Coaches” que desarrollan una actividad exclusivamente deportiva que no se puede llamar Taekwondo en toda su magnitud, donde precisamente por esa pérdida paulatina de identidad Marcial, curiosamente ya casi solamente predominan los niños y adolescentes y los adultos cada vez brillan más por su ausencia.
Todo esto último, me hace reflexionar que quizás el problema también resida en que cuando a un Arte Marcial se le despoja de todas sus capas y se deja solo la superfície sin incidir en los valores fundamentales que la definen, no se diferencia ya de un fútbol o un baloncesto o cualquier otro deporte y, al final, al desaparecer las medallas y los éxitos, los alumnos pierden el interés y cambian de disciplina.
Pero todo esto que he expuesto en los párrafos anteriores, tampoco quiero que se le haga mucho caso, ya que no quiero que nadie se sienta ofendido si se pudiera sentir identificado en la medida que fuera, pues solo son divagaciones absurdas de un cuarentón medio descerebrado que tiene mucho tiempo libre tras una lesión grave de rodilla y que en ocasiones piensa más con el corazón que con la cabeza.
Un saludo a todos y vivid y sentid el Taekwondo de la mejor manera posible, que única y exclusivamente ha de ser LA VUESTRA.
© 2021 José Antonio Iniesta Navarro, todos los derechos reservados.
En exclusiva para agentesdeohdokwan.com
✱ (1) Entiéndase lo comentado hasta ahora que, no necesariamente quiero decir, ni mucho menos, que una persona no pueda practicar técnicas superiores a su supuesto nivel de Kup o Dan, sino que pretendo hacer ver que hay que priorizar siempre el ahondar en la base, es decir, en que los conocimientos se vayan adquiriendo de una forma sólida y no tanto fijarse en los Kup o Dan, porque, obviamente podría darse el caso que un practicante no pueda examinarse por el motivo que sea y no va a quedarse estancado practicando en bucle solamente hasta su supuesto nivel “reglado”, hasta el final de sus días, sino que estará en su derecho legítimo de seguir practicando para mejorar y ahondar en su propio camino de conocimiento personal.
Valeria dice:
Gracias
Fernando dice:
Me encantó este relato, gracias por dejarnos disfrutarlo. Sigue haciendo así de bien lo que estás haciendo, tus alumnos tienen mucha suerte.
Yo también fui en su día de los que seguían los conductos reglamentarios marcados por la tradición coreana de la escuela kukiwon. Nunca mire el color del cinturón de ninguno de mis oponentes, mis conocimientos me llevaron a disfrutar de este arte marcial convertido a deporte de una forma muy intensa. Guardo un enorme, imborrable y estupendo recuerdo de esta etapa de mi vida.
Un abrazo enorme.
Fernando Soiras Camino
José A. Iniesta dice:
Primero de todo, muchas gracias por el comentario, Fernando. Me alegra que te haya gustado el artículo. En segundo lugar, puntualizar que, aunque soy profesor de profesión, en concreto no tengo alumnos de Taekwondo y tampoco soy Maestro aunque algunos me lo llamen. A pesar de que en el pasado he colaborado en la formación de Taekwondistas en algunos clubes, actualmente sigo mi camino en solitario alejado de clases, por motivos que tampoco vienen al caso. 😉
Júlia Martínez dice:
Pues estoy de acuerdo, actualmente todos o todo tienen prisa, avanzan sin pulir, quieren hacer más, sin tener en cuenta la filosofía marcial de la paciencia, todo buen «árbol» necesita su tiempo. Cierto que la WT hace que todo esto sean contradicciones, con las competiciones de poomsaes…. incluso en los combates, deberían haber más competiciones y más distribuidos por correcto nivel y edad. Es un tema extenso. 😉
Gracias por vuestras reflexiones.
José A. Iniesta dice:
Muchas gracias Maestra, por tu comentario. Ciertamente hoy en día queremos correr demasiado en todo. Y muchas veces parte de la culpa la tiene la propia sociedad que nos lleva atolondrados a todos, pues parece que todo deba ser ya. Se ha perdido el sentido por la paciencia de las cosas. Hemos de reaprender a frenar y preguntarnos qué estamos haciendo y para qué. Movimiento «slow» creo que lo llaman en inglés. 😉